miércoles, 13 de enero de 2010

Carta nº 1: Ladran los perros



Oiga viejo, el domingo estuve en su casa, ¿Que si estaba igual? Intacta, tanto, que llegué a sentir miedo de abrir la puerta de la cocina y encontrármelo sentado disfrutando de un tazón rebozando de leche con avena... lástima que no fue así.

Fui a pasear a la quinta, es una alfombra de flores, y los arboles ya están pintando sus primeros frutos.
¿Su viejita? cariñosa y hermosa como siempre.
No hay día que no lo recuerde, si no es en alguna conversacion, es en sus silencios.Es que ella vivía para ud.y ahora sola en el campo, no le queda mas que imaginar que cada vez que ladran los perros es porque ud. se vino a dar una vuelta.

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